Evasión: como Jonás, muchas veces huimos de nuestra verdad interior, de nuestros miedos, de los llamados que nos incomodan. El desconocimiento de uno mismo suele manifestarse en escapismos: trabajo excesivo, distracciones, autoengaños.
Toma de conciencia: el capitán del barco; despertándolo y el vientre del pez simbolizan esos momentos de crisis en los que no podemos huir más. Allí Jonás ora, reconoce su error y despierta a una nueva lucidez. La oscuridad se convierte en un espacio de autoconocimiento clave.
Levantarse: tras su oración, Jonás es devuelto a la vida y decide caminar hacia Nínive. Conocerse a uno mismo no basta: es necesario levantarse y asumir un propósito, una dirección de vida en coherencia con la verdad descubierta.
Anthony de Mello afirma que solo quien se atreve a mirar de frente sus propias acciones erradas y miedos puede despertar a la libertad (1989). La asunción de responsabilidades y el autoconocimiento es la llave que abre la puerta a una vida restaurada y auténtica. Anselm Grün recuerda que quien evade sus heridas las proyecta sobre los demás, mientras que quien las integra encuentra fortaleza para servir (2007).
Marco Aurelio, en sus Meditaciones, describe que la huida de uno mismo es la más peligrosa, porque solo en la interioridad hallamos dirección y serenidad. Y Jung señala que las crisis –los “vientres del pez”– son oportunidades de individuación: momentos de tomar conciencia de lo reprimido para renacer a una vida más plena (2002).
Jonás nos enseña que no podemos huir indefinidamente de lo que somos ni del propósito que nos llama. El autoconocimiento exige atravesar la tormenta, asumir responsabilidades propias, descender al vientre del pez y, luego de reconocer nuestra verdad, levantarnos para vivir una vida con sentido.
Entiendo que mis evasiones son oportunidades para despertar. La crisis puede ser vientre oscuro, pero también lugar de renacimiento hacia una vida con propósito.
“Me levanto de mis evasiones y elijo vivir con conciencia, autenticidad y propósito.”
Ejercicio
Hoy identificaré una forma de evasión presente en mi vida (una excusa, un miedo, un hábito de huida). Escribiré cómo esa evasión me impide crecer. Luego, formularé un primer paso concreto para transformarla en un camino de propósito.
Referencias
De Mello, A. (1989). Autoliberación interior. Sal Terrae.
Grün, A. (2007). Límites sanadores. Narcea.
Jung, C. G. (2002). Arquetipos e inconsciente colectivo. Paidós.
Marco Aurelio. (2005). Meditaciones. Alianza Editorial.
La Biblia. (1960). Reina-Valera 1960. Sociedades Bíblicas Unidas.
Autor: José Luis Lozano
No hay comentarios:
Publicar un comentario