Educación y Teología: "Entre pizzas y empanadas"

por José Luis Lozano

Para cerrar el año 2007, sugerí a mi familia invitar a unos amigos a compartir unas pizzas y empanadas en casa. Mi esposa Patricia, compartiendo la iniciativa preguntó ¿a quienes vas a invitar?. Ya confirmaron que venían Suely Rolnik, Jacques Rancière, Deleuze, Spinoza, Silvia Duschatzky y Sócrates. Nos pareció bien, sumar en la invitación a los docentes del colegio, ya que la intención era charlar un poco sobre educación.
Solicité a Silvia que por favor coordinara el encuentro, ya que mi deseo era disfrutar escuchándolos, pues no sería tan sencillo volver a juntarlos en otra oportunidad.
Ya distendidos en el living de casa, Silvia sugiere; fiel a su estilo, proyectar unos videos que nos permitan pensar juntos “la potencia del caos”. Ofrece un material filmado por el equipo de investigación de FLACSO en una escuela del conurbano bonaerense que retrata una propuesta de trabajo con chicos de un séptimo grado. Aclara que si bien el video no muestra señas escolares, si acontece en una escuela y la idea es observar atentamente el material y compartir qué valores educativos podemos extraer de esta “forma de agenciamiento” o en otras palabras qué valor tiene para la escuela “escapar del molde” y apropiarse de modulaciones contingentes.
Sócrates, agradece la invitación y también a Silvia por el video proyectado, pues le trae los recuerdos de aquella lucha que mantuvo con los sofistas; (mercaderes de la sabiduría) del siglo V aC. Sus palabras amables, tranquilas y sencillas; conversando como un hombre que no oculta su humildad, con frases seductoras, buscando en comunidad descubrir la verdad, expresa que lo que le apasionó del video fue la actitud casi desapercibida de los docentes.
“Observé en el video docentes que no buscan “revelar” para “impartir contenidos”, docentes que valoran los espacios “creativos”, “no formales”. Que buscan la expresión de las intensidades existentes y que para ello proponen a los alumnos un “juego” con “máscaras”, apelando a la imaginación, a recrear nuevas personalidades intentando huir de las limitaciones propias”.
Amablemente Sócrates nos comparte también como a través de la ”protréptica” (de pro, primero, y trepo, cambiar, mudar), él trataba de hacer variar la conversación sacando al hombre, al alumno de su cotidiana vulgaridad para introducirlo en un diálogo pedagógico.
Disculpe amigo Sócrates, dice Rancière, me alegra escucharlo y sinceramente descubrir que ya desde el siglo V aC, el tema de la “sencillez” o esto del “docente que hace preguntas” o del que “ignora” era considerado como “agente de sabiduría”.
Permítame contarles una breve historia: En el año 1987 yo publiqué “El maestro ignorante”, un texto que recién en el 2003 fue publicado en español. En ese libro me referí a Joseph Jacotot (1818), un lector de literatura francesa en la Universidad de Lovaina, quien tuvo una “aventura intelectual". En esa fecha este maestro, que había participado en la Revolución Francesa, se enfrenta en Lovaina, Holanda, a un grupo de estudiantes a los que debía enseñarles francés, con la dificultad que él no conocía el flamenco, idioma que los alumnos hablaban. No existía un punto de referencia lingüístico, un espacio común desde donde pudiera instruirles en lo que los alumnos demandaban. "Sin embargo, él quería responder a los deseos de ellos". Se apoyó en su perplejidad inicial para ir en búsqueda de alguna cosa en común que los reuniera. Jacotot encuentra esa cosa en común en una edición bilingüe del Telémaco, que hace llegar a sus estudiantes, pidiéndoles a través de un intérprete que se acercaran al francés a través de la traducción. El resultado es maravilloso: los estudiantes aprenden el francés desde el libro bilingüe, y Jacotot llega a la conclusión de que “se puede enseñar lo que se ignora”.
Rancière expresa: “es a partir de esta experiencia que Jacotot revisa la clásica relación entre maestro y alumno señalando sus límites”. Hasta el momento el maestro tenía por función transmitir -léase explicar- sus conocimientos al alumno, al mismo tiempo que formar los espíritus, en un orden progresivo que educara a la vez la inteligencia y el juicio. Este orden, al que describió como explicador, partía de la posición desigual del maestro frente al alumno, desigualdad que iría desapareciendo en la medida en que la educación tenía lugar. Amigo Sócrates, a través del pensamiento de Jacotot, busqué abrir un debate político y pedagógico. La idea era plantear “el problema de la igualdad”, que las instituciones educativas, y el resto de las instituciones modernas, plantean como punto de llegada -momento al que, como se ve en la historia, no se arriba nunca. Por medio de Jacotot pretendí invertir la premisa: El punto de partida es la creencia en la igualdad inicial. Este tipo de maestro no huye de su decisión de enseñar, que no es otra cosa que el deseo de producir pliegues, movimientos, apertura de nuevas experiencias, pero se escapa de la explicación. "La explicación no es necesaria para socorrer una incapacidad de comprender”.
Un respetuoso silencio y una madura sonrisa se observa en el rostro de Sócrates, quien percibe con hondura y confirma una vez mas que el fenómeno educativo es “autoactividad”, que mediante preguntas pertinentes (forma dialogada) conduce el maestro a los alumnos a encontrar, por sí mismos, lo buscado. Todo esto por un procedimiento que parte de la experiencia concreta y singular para elevarse a las ideas generales (método epagógico; inducción).
Spinoza, haciendo una pausa, se suma al diálogo y expresa: “comparto lo expresado por uds., y permítame sumar un aporte. Las personas nacemos separados de nuestras potencias y es nuestro deber ético ayudarnos mutuamente a (re)encontrarnos con ellas. Las potencias no están en nuestro interior como esperando manifestarse en una evolución natural de nuestras capacidades. Es decir éste (re)encuentro con nuestras potencias no es directo ni fácil, ya que se trata de unas potencias que nunca hemos poseído. Es el (re)encuentro con la potencia la experiencia de producir un saber”. Creo que éste concepto dialógico respetuoso de Sócrates y la experiencia de Jacotot narrada por Ranciere van por el mismo camino.
En el video, sostiene Spinoza, se observa una interrelación muy interesante entre docentes y alumnos. Se promueve una búsqueda, un inventar puentes de lenguaje, creativos, buceando en la geografía de los afectos. Los docentes, ven al lenguaje creativo como “inventor de mundos”, de allí las máscaras, imaginando personajes y funciones. Sin duda que éstas ”formas” contribuyen al (re)encuentro de las potencias.
Suely Rolnik, mientras sostiene su empanada, mira a Spinoza y señala. Creo que tomó prestadas mis palabras profesor Spinoza. Lo de bucear en la geografía de los afectos e inventar mundos mediante puentes de lenguaje me pertenece. Uno de mis artículos lo dedique a pensar en un modelo de docente diferente, alternativo. En el video proyectado por Silvia al comienzo veo a mis “verdaderos docentes cartógrafos…, en realidad antropófagos”: (aquellos que viven de expropiar, apropiar, devorar y desovar). Buscan crear sentido a partir de esa interrelación en la cual la sensibilidad juega un rol vital.
¿Podría ampliar la idea de “docentes cartógrafos”? preguntó uno de los docentes del colegio Neuquén Oeste”. Como no amigo profesor. “Cuando digo docente cartógrafo pienso en alguien que lleva en su maletín: un criterio, un principio, una regla y un breve itinerario de preocupaciones (cada cartógrafo lo va definiendo y redefiniendo para sí, constantemente).
El criterio de valoración del cartógrafo, ya lo conocés: es el grado de intimidad que cada uno se permite, en cada momento, con el carácter finito ilimitado que el deseo imprime en la condición deseante y sus miedos. Es el valor que le da a cada uno de los tres movimientos del deseo. En otras palabras, el criterio del cartógrafo es, fundamentalmente, el grado de apertura para la vida que cada uno se permite en cada momento.
El principio del cartógrafo es extramoral: la expansión de la vida es su parámetro básico y exclusivo, y nunca una cartografía cualquiera tomada como mapa. Lo que a él le interesa en las situaciones con las cuales se enfrenta es cuánto la vida está encontrando canales de realización.
Se puede hasta decir que su principio es un antiprincipio. Un principio que lo obliga a estar siempre cambiando de principios. Es que tanto su criterio como su principio son “vitales” y no morales. ¿Y su regla? El sólo tiene una: es una especie de "regla de oro". La cual le da elasticidad a su criterio y a su principio: el cartógrafo sabe que es siempre en nombre de la vida y de su defensa que se inventan estrategias.
En la segunda parte del video y a modo de evaluación de la actividad se observa a los alumnos expresar: “ usamos mucha imaginación,…con las máscaras nos damos cuenta de que hace o para que sirve un perro, una flor, etc……aprendí mas de las flores..”. Es una interesante vinculación entre enseñanza, imaginación, juego y ocultamiento.
Los docentes cartógrafos son los que no se preocupan por los pares: “lo falso vs. lo verdadero”, “lo teórico vs lo empírico”, en cambio si se observa un gran interés por “lo vital vs. lo destructivo”. Se busca la participación en lo real, un compromiso con la vida y una entrega expectante a lo expresado por los alumnos (como seres capaces de crear).
A Silvia Duschatzky le parece de lujo el encuentro y al oir la palabra “vida” sostiene: “Hay momentos en las vidas sociales, en las vidas de las instituciones, en que el presente, el momento, el instante adquiere relieves insospechados. Lejos de ser porciones preparatorias de un futuro, fragmentos de medida de un tiempo lineal, componente de un plan, es la ocasión de desplegar una potencia, de abrir una clausura o ensanchar una experiencia. En esos momentos, como decía Luckács, la vida no es más que un sendero. ¿Qué sabemos del lugar dónde nos lleva y qué sabemos de su porqué?, se preguntaba. Esos modos episódicos son tal vez, y desafiando nuestros prejuicios, un indicio de afirmación de la vida.
El sí a la vida no es equivalente a la resignación ni a la negación de los efectos dolorosos que producen en nosotros situaciones de despojo y violencia múltiples. El sí a la vida puede acarrear impulsos inespecíficos o en cambio formas singulares de trama social.
Silvia, haciendo referencia a la figura del “docente errante” cita a Maffesoli, quien señala “que el impulso de la vida errante tiende a resurgir en lugar de o contra el confinamiento domiciliario que predominó durante toda la modernidad. Pero creemos que esta errancia no emerge como rechazo, quiebre de encierros o respuesta reactiva a un estado de opresión sino como un efecto vital de un estado de intemperie. La vida errante no es un deambular inerte sino una disposición activa a tomar lo que irrumpe y agenciar algo en torno de eso.

Patricia, la anfitriona del encuentro pregunta: ¿Es decir que hablar de educación es entonces hablar de la vida?. ¡Eso es muy interesante!. Cuando comenzamos el profesor Sócrates enfatizó la importancia de ver a la educación como un “diálogo respetuoso”, con un fuerte énfasis en saber escuchar y en mantener una actitud de humildad. Además, dejó clara su posición en contra de los “sofistas de la actualidad”, en contra de “bajar contenidos” como si los alumnos fueran algo así como “depósitos huecos”. Luego El profesor Ranciere señaló que “es posible enseñar lo que se ignora”, y que era clave considerar como el punto de partida de la educación a “la igualdad inicial”, también este concepto nos habla de una actitud de humildad ¿no?.
Luego escuchamos a Spinoza expresar que un saber se produce cuando existe un (re)encuentro con las potencias ocultas y que para que esa experiencia se produzca era necesario promover esa búsqueda con lo que Suely Rolnik llamó puentes de lenguaje creativos. Se habló también en “bucear” en la geografía de los afectos, se habló de inventar mundos y de los geniales docentes cartógrafos.
Roberto; uno de los docentes del colegio del Colegio Neuquén Oeste levanta su mano y expresa: “…disculpen, me parece fantástico todo lo escuchado, también las pizzas y empanadas, pero ¿como manejar el caos?.” Es muy importante responde Suely Rolnik predisponerse a trabajar en esas condiciones. En los videos vimos a “docentes frágiles, vulnerables” mirados desde la concepción moderna. Docentes obligados por la realidad a crear. Cuando te sentís frágil y vulnerable, cuando tus referencias no generan “sentido” alguno, es entonces que te ves forzado a crear. Como dice Deleuze: uno no crea porque es lindo o porque quiere ser famoso, sino porque está forzado, porque no tiene otra solución que hacerlo. Se trata de crear sentido para lo que ya está en tu cuerpo y que no coincide con las referencias existentes, de recrear tus relaciones con el entorno, tu modo de ser. Esta fragilidad, que es tan importante política y éticamente, es la verdadera salud: hacerse cargo de esta fragilidad en vez de huir de ella.
Silvia señala: “no hay que temerle al caos”. El caos no es “una nada”, sino un virtual, que contiene todas las partículas posibles y que extrae todas las formas posibles para desvanecerse en el acto, sin consistencia ni referencia, sin consecuencia. “Es una velocidad infinita del nacimiento y del desvanecimiento…”
Entonces el caos nos permite “construir” pregunta un docente. Correcto.. a partir del caos y por medio de “lo no formal”, es posible combinar elementos diferentes y “construir”. Las máscaras que vimos en el video, posibilitan a los alumnos “ocultarse” y desde allí les ofrecen la posibilidad de tener otros rostros, otras identidades, les permiten “reinventar la presencia”. En el texto de Magaldi Tellez se plantea: “En el rostro, en el cuerpo rostificado, se anudan líneas de poder, de saber, de subjetivación”, que nos rarifican y limitan. Sería como dar el puntapié inicial a una especie de liberación personal permitiéndonos mirar-nos y volver a mirar para re-crearnos, sin las caretas que portamos y por supuesto no elegimos, las llevamos sin darnos cuenta.
Llegó el momento del brindis y todos levantando la copa, expresan sus deseos por una nueva pedagogía que jerarquice el respeto y la importancia de la situación, del aquí y ahora, del lugar donde los procesos de interacción se producen. Por una pedagogía que ponga el acento en el transcurrir, en el acto, en el suceder de los hechos, en la realidad donde los actos se realizan y existen, en un “enfoque situacional”. Por una educación que incluya la relación de múltiples líneas o dimensiones que se entrecruzan: de orden social, institucional, grupal, interpersonal, individual, técnico, de niveles explícitos e implícitos; en registros imaginarios, simbólicos y reales.
Por una pedagogía que tenga muy en cuenta el principio de incertidumbre postulado por Heisenberg, que acepte que no existen definiciones ni respuestas sencillas ya que la vida no es una cosa abstracta. La vida supone diversidad y respeto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen y prometedor blog.

José Luis,

Así es "la vida no es una cosa abstracta. La vida supone diversidad y respeto."

Saludos desde España.

Ignacio Simal

José Luis dijo...

Gracias Ignacio. Lupa es un vivo ejemplo de "diversidad y respeto".
José Luis

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