¡Respóndeme, Señor, respóndeme!

por José Luis Lozano



“Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo sepa que tu eres Dios, y que los invitas a volverse de nuevo a ti”. (1 Reyes 18:37 )

Un pedido muy especial

En una oportunidad, me encontraba en la ciudad de Rosario; Argentina. La familia que nos hospedaba a mi compañero Norman de Buenos Aires y a mi, invitó a cenar la noche antes del inicio del campeonato, al director técnico de la selección Argentina de patín carrera con su esposa. Durante la cena, unos ladrones, rompieron un vidrio de su automóvil y le robaron un bolso que contenía los patines con los que la esposa del técnico debía competir al día siguiente, como parte de un selectivo nacional para participar de un campeonato del mundo.
Al finalizar la cena y encontrarnos con esa triste situación, no hubo mas que desconcierto, bronca e impotencia en todos.
Al retornar a la habitación con mi compañero Norman, le expresé que sentía el deseo de orar a Dios para que el bolso con los patines apareciera y así poder demostrar al técnico, a su esposa y a la familia hospedadora, la existencia y el poder de Dios.
Así lo hicimos. Oramos con el claro objetivo de que el bolso apareciera para testimonio de todos; la familia que nos hospedó, el técnico con su esposa y todos los patinadores del país que habían ido a participar del torneo nacional.
Nuestra oración fue mas o menos así:

“Querido Señor, tu sabes mejor que nosotros lo que sucedió esta noche; el robo del bolso de patines de Nora . Te pedimos que por favor hagas que el bolso aparezca. No sabemos como lo vas a hacer, pero sería un hermoso testimonio para que todos sepan que tu existes y que eres realidad ”.

Esa noche, luego de la oración, nos acostamos a descansar, y a la mañana siguiente, después del desayuno, sentí deseos de salir a caminar y dar una vuelta a la manzana. Mientras caminábamos con Norman (mi compañero), sentí deseos de acercarme a 2 jóvenes que estaban conversando en una esquina de la cuadra en donde nos hospedábamos.
¡Disculpen muchachos…nosotros no somos de esta ciudad! ¡Vinimos a participar de un torneo de carreras de patín aquí en Rosario. Estamos hospedados en aquella casa de familia y anoche mientras cenábamos, alguien rompió el vidrio del auto que estaba allí y robaron un bolso con patines!. ¿Uds saben o vieron algo? Ellos contestaron: No, no sabemos nada! Ok.. si uds se enteran de alguna novedad avísennos por favor, ya que los patines que se robaron son de una de las chicas que hoy llego de Buenos Aires para participar de un torneo nacional. Ella es esposa del técnico de la selección argentina y seguro que esta dispuesta a dar una recompensa si es que los patines aparecen. ¡Muchas gracias por avisarnos!. Nos despedimos, les dijimos hasta luego y que disculparan la molestia.
Nos dimos vuelta y comenzamos a caminar de regreso a la casa. Cuando estábamos a unos 10 metros de distancia, nos llaman y nos dicen que ellos sabían quien los había robado. Además, muy sutilmente nos amenazaron ante la posibilidad que llamemos a la policía, pero nos expresan, que harían todo lo posible por conseguir los patines. Recuerdo que en mi interior, le daba muchas gracias a Dios, pues El, ya nos había señalado quienes eran los ladrones y ahora todo se trataba de negociar la devolución.
Acordamos que en una hora los patines serían devueltos y a cambio les daríamos una recompensa.
Todo salió como se habló. Recuperamos los patines, llamamos al hotel en donde se alojaba el técnico con su esposa y todos fueron testigos de la hermosa respuesta de Dios a un pedido muy especial.

“¡Señor Dios de Abraham, Isaac e Israel: haz que hoy se sepa que tu eres nuestro Dios…!”.(1Reyes 18:36).

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