¡Se necesitan obreros!

“Les dijo: — La mies es mucha, pero son pocos los obreros. Por eso, pídanle al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Póngase en marcha! Yo los envío como corderos en medio de lobos”  (Lucas 10:2-3)

La misión encomendada por el Señor es gigantesca y las condiciones en las que se desenvuelve son adversas. Los obreros son pocos y los lobos son muchos. En ella no hay lugar para el triunfalismo facilista, ni los gestos de arrogancia vanidosa. Estamos en manos del “dueño de la mies”. (H. Segura)

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