Hacer Teología desde la cocina

por Patricia L.Trillo

Compartimos con las señoras del taller un fin de semana de trabajo. La posibilidad de conocer el interior de la provincia de Neuquén en la Patagonia Argentina nos llevó a realizar varias docenas de empanadas para vender, con el fin de recaudar dinero para alquilar un colectivo.
Fue así como entre mate y mate y con los ojos todos llorosos por la cebolla, comenzamos a reír…a contar historias y anécdotas de la vida…a compartir sueños…
En un momento dado aparece Soledad (joven madre de tres niños) con una bandeja que contenía las primeras empanadas que salían de la gran olla y ella nos dijo: “Chicas; estas son las primicias que Dios nos da, hagamos una oración y compartamos juntas esta primer bendición”. Sacudimos un poco nuestras manos y así como estábamos agradecimos a Dios esta oportunidad. Juntas saboreamos las primeras y más ricas empanadas de la jornada.
Fue allí, inesperadamente, en medio de la harina y la grasa, que percibimos claramente una presencia muy especial; emoción, profunda paz y armonía. Dios nos había visitado.
Entre mates y empanadas, Soledad nos compartió luego, que dentro de algunas comunidades religiosas las primicias del trabajo en la cocina debían entregarse al “pastor” de la iglesia, para que diera su bendición y aprobación. Teresa, se sumó también a las anécdotas y nos contó, que en su anterior iglesia, su pastora, llenaba la olla con las sobras de masa del relleno de las empanadas y preparaba una sopa para que el grupo de trabajo comiera.

¿Por qué las primicias para el pastor?. ¿Por qué la pastora compartía las sobras de la masa a quienes con tanto esfuerzo habían trabajado toda una jornada?.

Nos pareció muy interesante la propuesta de Soledad. Sin querer nos estaba mostrando un modelo de hacer teología desde la horizontalidad, de los hermanos, de los laicos, de la no profesionalidad pastoral.

Para que la teología tenga el sabor de las cosas sencillas de Dios y el aroma de la trascendencia, debe permitirse nacer en el encuentro inesperado que se produce en una cocina desordenada, con mujeres dispuestas a cumplir el sacerdocio de todo creyente.

Compartimos con Valdir Steuernagel[1], quien señala:

“…la tarea teologal nos pertenece a todos y todas. Cada uno de nosotros hace teología en el solo hecho de leer la realidad a la luz de la fe. Es por esta razón que no podemos tomar livianamente la tarea teológica, ya que necesitamos nutrirnos para ser responsables en esta tarea inevitable de todo creyente… la tarea teológica se construye desde una variedad de “espacios de vida” y de experiencias históricas, ya que la vida en la cual Dios se manifiesta es compleja y debe interpretarse desde diversas aristas”.



[1] Dr. Valdir Steuernagel. Hacer teología junto a María.

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