Las sombras del naranjo


por Marcelo Paladino

Era un verano muy caluroso, hasta el aire tenía calor y se peleaba con la brisa por un lugar en la sombra que era propiedad del señor naranjo; un veterano de la zona que resistió los avatares del abandono.
Es así, que el aire pactó con la brisa preguntarle al naranjo si podían usar su sombra de vez en cuando. El sabio frutal les respondió;
¿ Por qué no se ponen de acuerdo? ¡Hagan algo para evitar sufrir este calor! ¡Tal vez así no tengan necesidad de mi!. La brisa contestó que el aire era un pesado y que con él no tenía onda. A su vez, el aire replicó afirmando que la brisa era demasiado suave como para producir algún cambio en la temperatura.
Los dos tienen su razón, pero ¡es fácil usar mis servicios sin costo alguno!. Yo les propongo un negocio. Vos aire, jugarás con la brisa y entre los dos refrescaran mi sombra.
Poco a poco los tres, nos sentiremos mejor, nos veremos beneficiados y disfrutaremos de la compañía del otro.
Así lentamente, el aire comenzó a corretear a la brisa, quien despeinaba al naranjo y sin saberlo los tres estaban pintando un cuadro colorido y solidario.
Cuando el aire y la brisa se fatigaron de tanto jugar, el señor naranjo permitió que descansaran debajo de su, ahora, fresca sombra.

En este tiempo de decadencia humana, necesitamos tomar consciencia de que nuestra espiritualidad debe influir positivamente en los cambios de rumbo de esta sociedad en permanente cambio.
El trabajo en equipo, requiere de honestidad y compromiso para alcanzar los objetivos propuestos y políticas claras en el control de gestión.
En el diseño de cualquier proyecto, el trabajo en equipo es indispensable. De este sistema de trabajo depende el éxito o no del proyecto, que en muchos casos, se trata de proyectos de vida.
La problemática que se presenta en el cuento es la necesidad de beneficiarse utilizando fuentes externas, esfuerzo y tolerancia a la hora de compartir un proyecto.
La constante evaluación de nuestros valores y motivaciones, tiene directa relación con nuestra calidad de vida; que nos permite - como en el cuento - que todos disfrutemos de una fresca sombra.

Por eso, dejemos de criticarnos unos a otros. Mejor tratemos de no hacer nada que pueda perjudicar la fe de nuestro hermano o llevarlo a cometer pecados.
Rom 14:13

Perfume para el Maestro

Por Harold Segura C.

«María tomó un frasco de perfume muy caro —casi medio litro de nardo puro— y lo derramó sobre los pies de Jesús; después lo secó con sus cabellos. La casa entera se llenó de la fragancia de aquel perfume»
Juan 12:3


Perfumar a Jesús, ¡qué cosa más bella y al mismo tiempo más sorprendente! La mujer que derramó el frasco de nardo puro fue María, la hermana de Lázaro. Ella, queriendo honrar a Jesús hizo este gesto a la vista de los discípulos. Ellos la criticaron, en especial Judas, el tesorero del grupo, diciendo que el perfume era muy costoso y que mejor hubiera sido invertir su precio en favor de los pobres. ¡Cálculo exacto y certero! El relato aclara que «…dijo esto porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que depositaban en ella» (Juan 12:6).
Tenemos, entonces, a una mujer generosa que con amplitud de corazón da todo lo que tiene para honrar a Jesús, y un hombre ambicioso que con estrechez de espíritu invoca el servicio a los pobres para obtener su propio provecho.
¡La mujer está en el centro de la escena! «Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo es bueno» (Marcos 14:6), replica Jesús ante la avalancha de murmuraciones que lanzan los discípulos (porque no fue sólo Judas). ¿Ha hecho algo bueno? Sí, bueno, y más que eso, hermoso (el término griego que usa el evangelista Marcos es kalós, que significa propiamente lindo, bonito o hermoso).
He aquí el camino de una nueva espiritualidad tan necesaria como la del servicio a los necesitados: la de hacer cosas lindas que demuestren abiertamente nuestro amor a Dios. Es de este amor que surge el amor a todo lo demás.
Para seguir pensando:
«Amar es darlo todo, incluso darse a sí mismo»
Teresa de Lixieus (1873-1897)
Vale que nos preguntemos:
¿Qué cosas lindas o hermosas pudiera hacer para expresar mi amor a Dios? Si lo hago, ¿a qué críticas me expongo por parte de otras personas de la comunidad de fe?

Oración:
Padre nuestro, gracias por tu amor. Alabo tu nombre porque eres grande, tierno y majestuoso. De ti viene la fuerza del amor, para servir al prójimo sin fingimiento y para amarte a ti, Señor, de corazón.
Amén.

EL MUNDO CRUJE


Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos.
Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cual sea la voluntad del Señor
Efesios 5:15-17


En apenas pocas semanas, una acumulación de hechos sacudió al mundo en todos los órdenes, con un denominador común: muerte, desolación, destrucción y por sobre todo, miedo a lo que vendrá.

A nivel político
Desde el punto de vista político, la tecnología implacable y silenciosa, encendió la mecha para que miles de jóvenes expresaran su rebeldía vía el uso de internet en Egipto,y así comenzaron las protestas que llevaron a la impensable revolución que luego se propagó como una mancha de aceite en Marruecos, Argelia, Túnez, Siria, Bareihn, Yemen y Jordania, entre otros países de Medio Oriente. Pueblos cansados de la falta de libertades y de gobiernos autoritarios que parecían eternos.
En Libia primero los aviones de la coalición internacional comandada por EEUU, Francia y el Reino Unido y luego las fuerzas de la OTAN, surcaron los cielos descargando misiles tratando de frenar masacres de civiles y paralizando los pozos petroleros en apoyo de los rebeldes que buscan terminar con una dictadura de 41 años.

Climáticamente
Casi en simultáneo, cayó un aluvión de desastres sobre Japón, país que aún preparado como ninguno para defenderse ante los desastres climáticos, sucumbió con pérdidas hasta ahora imposibles de calcular, pero que en el mejor de los casos suman más de diez mil muertos, seiscientos mil desplazados y más de tres millones de personas sin acceso al agua potable ni a la electricidad.
El alerta nuclear llevó a decir a la máxima autoridad de energía de la Unión Europea, que Japón “estaba en manos de la Divina Providencia” y que la situación de la central nuclear de Fukushima era “apocalíptica” por las explosiones de los reactores y la liberación y contaminación de material radiactivo. La tragedia inició un debate a nivel mundial sobre los avances nucleares que se prolongará y profundizará seguramente.

Económicamente
Todas estas circunstancias, sumadas a una nueva crisis de deuda europea (Grecia, Irlanda, Portugal) y una economía norteamericana aún débil podrían anular cualquier posible recuperación de las principales economías mundiales.
En lo que va del año, el petróleo aumentó considerablemente, y los especialistas no dudan es señalar que pueden volver a aumentar sus precios, provocando un mayor encarecimiento de los alimentos.
Según la FAO, que es en las Naciones Unidas la organización que se ocupa de la Alimentación y la Agricultura, el aumento ya registrado y cosechas escasas, hicieron que pasaran en seis meses a la línea de pobreza más de cuarenta millones de personas.
Estas son señales de impacto económico en muchos rincones del mundo y seguramente alcanzarán a muchas otras regiones del planeta acrecentando la incertidumbre.

Que mundo nos espera.
La población del planeta se duplicó desde la década del 60 pasando de tres mil a casi siete mil millones de personas, de las cuales el sesenta por ciento son menores de 25 años y viven en países en desarrollo.
La extensión del promedio de vida de los seres humanos ha generado a su vez nuevas situaciones, por un lado la necesidad de dar ocupación y calidad de vida a los adultos y por el otro, las dificultades de los gobiernos para el sostenimiento económico de los mismos.
La demanda cada vez mayor de países multipoblados como China o India, con legítimas pretensiones de mejores niveles de vida, agudizarán los precios de los alimentos, pero aumentarán a la vez la brecha entre los que puedan alimentarse y los que no. Basta señalar que cerca de mil millones de personas sufren hambre en el mundo y el treinta por ciento de la mortalidad infantil es producto de la malnutrición.

Que hacer como cristianos
El tsunami que afectó las costas de Japón parece ser un buen ejemplo de lo que como cristianos experimentamos y parece que debemos esperar del mundo en el que vivimos. Olas de hasta diez metros que se elevan y golpean espiritualmente nuestra fe, haciéndonos perder equilibrio.
La Biblia, nos enseña que vendrán tiempos malos, pero nos exhorta a redimir ese tiempo, en la seguridad de que Dios escucha nuestras oraciones, librándonos de la angustia.
Claman los justos y Jehová oye, y los libra de todas las angustias. Salmo 34:7
Debemos ser consecuentes al orar aún para decirle a Dios que la situación nos abruma, que nos sentimos sobrepasados, tristes.
Pero sepamos que cuando nos preguntemos por qué el cielo parece hacer silencio, es porque el Señor no quiere dejar de escuchar una sola de nuestras palabras.
Miremos a nuestro alrededor.
Cada uno de nosotros como cristianos tenemos víctimas que lamentar, temores que alejar, pérdidas que llorar entre los que nos rodean.
Más que nunca seamos fieles testigos, predicando, llevando la Palabra a quienes no la conocen, ayudando al necesitado, confortando al que lo necesita, haciendo la paz, viviendo rectamente, procurando la justicia y el bien.
Que nuestro accionar diario muestre a Jesucristo en palabra y acción.

* Tomado de Reflexión Bautista

¿Qué enseña la Biblia sobre “maldiciones generacionales”?


Por Juan Stam
Una de las muchas novedades teológicas de nuestra época es la doctrina de “maldiciones generacionales”, que enseña que una persona puede nacer bajo una sentencia de castigo (”maldición”) por pecados que cometieron sus antepasados. A menudo esa maldición se entiende en términos mágicos como un maleficio, con una especie de hechicería santa. Así resulta que uno puede nacer cargando la maldición de sus padres, abuelos o hasta bisabuelos. Y como la humanidad es bastante pecadora, sería de suponer que muy pocas personas hayan nacido sin alguna maldición a cuestas.
Entre los que más han predicado esta doctrina, en forma muy elaborada, son los pastores Edwin y Ana Lucía Orozco del programa “DiosTV”. Afirman que esa maldición queda en el esperma y el óvulo que forman el feto, por lo que hay reemplazar el ADN del pecado con el ADN de Dios. Otro aspecto de esta enseñanza es el concepto de la iniquidad como la corrupción interna que trae maldición generacional. En palabras de ellos,
La Iniquidad es transmitida al ser humano desde su concepción y se hacen (sic) más fuertes en cada generación, se robustece de maldición, pero que los padres tienen la potestad de establecer herencia de bendición para los hijos cortando estas raíces de iniquidad.
Debemos de entender que estamos marcando una generación futura a partir de hoy al romper estos ciclos de iniquidad, porque mientras estas raíces estén activadas en nosotros afectará nuestra vida y la de nuestras generaciones futuras.
Dios es un Dios de Generaciones y las iniquidades de nuestros ancestros seguirán en nosotros hasta que logremos cortarlas; estas raíces que constituyen el elemento oculto en nuestro ser, en nuestras emociones más íntimas y del apego que podamos tener con la realidad a la que estemos atado, cortando con estas iniquidades les damos así a nuestros hijos un futuro libre, un camino allanado, un destino profético que Dios nos ha heredado, le daremos las llaves que triunfen en todo siempre cuando ellos no activen estas raíces.
Es obvio que el aspecto “generacional” de toda esta enseñanza se basa en el segundo mandamiento del decálogo y unos textos más en Éxodo y Deuteronomio:
…yo soy Jehová tu Dios,[i] fuerte, celoso,
que visito la maldad de los padres sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
y hago misericordia a millares [de generaciones],[ii]
a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Éxodo 20:5 (cf. Deut 5:9)
…¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso;
tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad,
la rebelión y el pecado…
que visita la iniquidad de los padres
sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos
hasta la tercera y la cuarta generación. (Ex 34:6-7)
Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel,
que guarda el pacto y la misericordia
a los que le aman y guardan sus mandamientos,
hasta mil generaciones;
y que da el pago en persona al que le aborrece,
destruyéndolo. (Deut 7:9)
Aunque el idioma hebreo tiene varias palabras para “maldición”, estos textos no mencionan ninguna de ellas. Dicen más bien que Dios “visita” los pecados sobre las sucesivas generaciones. El sentido principal de este verbo hebreo es igual que “visitar” en castellano. Su sentido básico es “preocuparse por”; la NVI lo traduce bien con “estar pendiente de” (Sal 8:4 “tomarlo en cuenta”; cf. Job 7:17). Dios visita la tierra y la riega (Sal 65:9). Muchas veces este mismo verbo hebreo significa visitar para salvar (Ex 3:16; 4:31; ¡el relato del éxodo! Cf. Gén 50:24-25; Rut 1:6), pero en otros textos, como los que acabamos de citar, significa visitar para castigar (Isa 13:11; Jer 5:9,29 hebreo).[iii]
Además, los textos básicos, en Éx 5 y Deut 20, no hablan de “iniquidad” sino de “maldad”, y Ex 34:7, que menciona la iniquidad, la rebelión y el pecado (como sinónimos funcionales), no afirma que Dios los convierte en maldiciones generacionales sino que en su misericordia los perdona. ¿Cómo es, entonces, que Dios visita la iniquidad hasta la tercera y la cuarta generación, si ya la perdonó? La respuesta está en el concepto bíblico de la persona humana como ser social, en una solidaridad corporativa. La Biblia no conoce el individualismo de nuestro pensamiento moderno, de personas como entes en sí, independientes de la comunidad a que pertenecen. Entonces, la maldad tiene consecuencias morales y sociales sobre la familia y la sociedad, y en esas consecuencias Dios está “visitando” a su pueblo.
Es claro que estos pasajes no dicen absolutamente nada que podría significar “maldiciones generacionales”. No habla de maldiciones en ninguna parte, sino del amor y la justicia de Dios con que se preocupa por nosotros (”nos visita”). Ni mucho menos indica algo de un ADN programado con maldiciones de antepasados. Especulaciones de este tipo revelan una muy grave falta de respeto hacia el texto inspirado.
Es obvio que estos pasajes no destacan la maldición de los malvados sino la primacía de la misericordia de Dios. Si las consecuencias del pecado se extienden hasta cuatro generaciones, el amor y la misericordia de Dios llegan hasta mil generaciones. Es posible que “cuatro generaciones”, más que una frase literal de una maldición matemática, sea un modismo para expresar las consecuencias del pecado sobre la familia y la sociedad.[iv] De cualquier forma, “donde el pecado abundó [cuatro generaciones], la gracia sobreabundó [mil generaciones]“. Si existieran “maldiciones generacionales”, tiene que haber también “bendiciones generacionales”, y eso acumuladas sobre mil generaciones. El teórico ADN de esta teoría tendría que codificar centenares de pecados y muchos miles de bendiciones, y sin duda el saldo sería a favor de la bendición y las misericordias de Dios.
Para concluir, debemos mencionar que otros textos bíblicos refutan la idea de un castigo divino contra familiares inocentes. El mismo libro de Deuteronomio aclara que “los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado” (Dt 24:16; cf. 2R 14:6). El profeta Ezequiel se opone enérgicamente a esta doctrina de castigos y méritos heredados e insiste en la responsabilidad personal de cada uno:
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
¿Qué pensáis vosotros, los que usáias este refrán sobre la tierra de Israel,
que dice: Los padres comieron las uvas agrias,
y los dientes de los hijos tienen la dentera?…
He aquí que todas las almas son mías;
como el alma del padre, así el alma del hijo es mía;
el alma que pecare, esa morirá.
Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia…
éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor…
El que guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas,
éste no morirá por la maldad de su padre;
de cierto vivirá…
Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre?
Porque el hijo hizo según el derecho y la justicia…
el alma que pecare, esa morirá;
el hijo no llevará el pecado del padre,
ni el padre llevará el pecado del hijo;
la justicia del justo será sobre él,
y la impiedad del impío será sobre él. (Ezq 38:1-5,9,17-20).[v]

En conclusión: lejos de fundamentarse fielmente en la Palabra de Dios, la enseñanza de “maldiciones generacionales” es un abuso del texto bíblico. Es otra especulación fantasiosa de algunos predicadores que no se cansan de inventar nuevas doctrinas para deslumbrar a su público y mantenerlos cautivos de sus aberraciones. Lejos de ser un mensaje fiel a la Palabra, es otro intento de manipularla, y manipular al público creyente.
Todas estas especulaciones contemporáneas plantean una pregunta muy seria: ¿en qué punto una simple enseñanza equivocada llega a ser una herejía? ¿No será que tenemos que redescubrir el concepto y la realidad de la herejía?
Es hora de levantar la voz de protesta contra estas novedades anti-bíblicas.
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[i] Sobre el nombre “Jehová” ver nuestro artículo, “Yo soy el que soy”, 15 de junio de 2010. En este ensayo citaremos la versión Reina Valera, por ser ésa en la que se basa el concepto de maldiciones generacionales.
[ii] Es claro, tanto por la lógica como por el paralelo en Deut 6:9, que la palabra “millares” aquí significa “mil generaciones”.
[iii] En todos estos textos el verbo hebreo es PaQaD, “visitar”, aunque a veces la traducción no lo indique. En Jeremías 23:2 PaQaD se emplea primero de pastores que no “visitaban” a las ovejas (no se preocupaban por ellas), y después de Dios al “visitarlos” con castigo.
[iv] Si hay un bisabuelo con bisnietos, las cuatro generaciones pueden estar viviendo simultáneamente. “Cuatro generaciones” parece significar “toda la familia”, los que están vivos en determinado momento.
[v] El capítulo 18 de Ezequiel nombra específicamente un gran número de pecados sociales e insiste en la práctica de la justicia y el bien social.

Las Prácticas Restaurativas en Jesús de Nazareth

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