El diplomático de Dios

“Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: ¡Reconcíliense con Dios!” 2 Corintios 5,20 (NBL)

Sencillamente se describe como un hijo de Dios, seguidor de Jesús. Alto, blanco, cabellos castaños, mirada serena, con un característico bigote bien tallado, de presencia impecable. Es puntual como esos lores ingleses, aún cuando su acento delata su origen caleño. Sus aires británicos desaparecen como la bruma cuando lo colombiano, lo latino, le sale a flor de piel; su calidez, carisma y deferencia lo delatan. Uno respira más tranquilo, es uno de los nuestros.

A tres años de la elección del papa Francisco


Por Fortunato Mallimaci *

En febrero y marzo de 2013 el mundo cristiano se conmocionó con dos grandes acontecimientos. Un papa renunció a su misión “siguiendo su conciencia” por no poder solucionar los escándalos financieros, la filtración de información y abusos de poder en la propia Curia del Vaticano. Como consecuencia de ese gesto el papado pierde sacralidad y ya no es más de por vida. Un mes después fue electo como papa un no europeo, argentino y jesuita que se presentó con el nombre de Francisco, saludó de manera sencilla y dijo venir del fin del mundo. El carisma papal se recarga ahora desde Latinoamérica. La dimensión político/religiosa del papado se mantiene en el siglo XXI: jefe del Estado del Vaticano y líder carismático universal de la Iglesia Católica.

Las Prácticas Restaurativas en Jesús de Nazareth

  En los 4 evangelios, encontramos a Jesús restaurando personas y relaciones. Tanto sus acciones como sus enseñanzas nos muestran algunas cl...