La Defensoría del Pueblo y los locos de Dios

por José Luis Lozano
En su libro Locos de Dios[1], Santiago Kovadloff señala que; “así se llamó a los profetas en el antiguo Israel, porque ellos, interpelaban a los poderosos sin contar con más autoridad y respaldo que su fe; su coraje y su elocuencia. Ellos aseguraban que Dios les imponía esa labor crítica, mediante el recuerdo de la deuda contraída por Israel con la Alianza; bastardeada por los corruptos que concentraban fuerza y riqueza en desmedro de los pobres”.
La Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Neuquén; a cargo de Ricardo Riva, Miguel Nuñez y su equipo de mediadores, han ocupado en estos años, ese espacio cálido, de escucha y respeto al pueblo; como señala Rubén Capitanio[2]; la Defensoría de Neuquén ha sido “…el lugar donde las personas y los sectores sociales han recurrido para sentirse escuchados en sus reclamos, protegidos en sus derechos y educados en sus deberes”.

Las Prácticas Restaurativas en Jesús de Nazareth

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