Jesús se apareció a sus discípulos y les preguntó por los resultados del trabajo del día. No les hizo una pregunta teológica y abstracta, sino una laboral y concreta.
Después de la resurrección, a Jesús le interesa lo mismo de siempre: nuestra vida concreta. En medio de nuestras frustraciones, se sigue apareciendo como un amigo que nos acompaña y consuela.
(Harold Segura)
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