Time: ¿Qué ha hecho esta mañana?
Madre Teresa: Orar.
T: ¿A qué hora comenzó?
MT: A las cuatro y media
MT: Tratamos de orar mientras trabajamos para hacer nuestro trabajo con Jesús, para Jesús y por Jesús. Eso nos ayuda a poner todo nuestro corazón y nuestra alma al hacerlo. Los moribundos, los tullidos, los enfermos mentales, los indeseados, los despreciados, son Jesús disfrazado.
T: Las personas la conocen a usted como una especie de trabajadora social. ¿Entienden ellas la base espiritual de su trabajo?
MT: No lo sé. Pero les doy la oportunidad de venir y tocar al pobre. Todos tienen que experimentar eso. Esto es algo completamente increíble en el mundo, ¿no? Y aún maravilloso. Nuestros voluntarios regresan convertidos en otras personas.
T: EI hecho de que usted sea mujer, ¿Hace que su mensaje sea más comprensible?
MT: Nunca pienso eso.
T: Pero, ¿No cree usted que el mundo responde mejor a una madre?
MT: Las personas no responden por mi causa, sino a causa de lo que estamos haciendo. Antes, las personas hablaban mucho acerca de los pobres, pero ahora más y más personas hablan a los pobres. Esa es una gran diferencia. El trabajo ha creado esto. Ahora se conoce la presencia del pobre, especialmente la de los más pobres, los indeseados, los despreciados, de los que a nadie importan. Antes, nadie se molestaba por la gente de la calle. Hemos recogido de las calles de Calcuta a 54.000personas, y de algunos 23.000 han muerto en esa habitación (en Kalighat).
T: ¿Por qué ha tenido tanto éxito?
MT: Jesús se hizo a sí mismo el Pan de Vida para darnos vida. Allí es donde comenzamos el día, con la misa. Y terminamos el día con adoración al sagrado sacramento. No creo que podría hacer este trabajo, ni siquiera por una semana si no tuviese cuatro horas de oración diaria.
T: Tan humilde como es usted, debe ser algo extraordinario ser un vehículo de la gracia de Dios en este mundo.
MT: Pero es Su trabajo. Creo que Dios quiere mostrar su grandeza al usar a alguien que es nadie.
T: ¿Es usted nadie?
MT: Estoy muy segura de ello.
T: ¿Siente que no tiene ninguna cualidad especial?
MT: No digo eso. No reclamo nada del trabajo. Es Su trabajo. Soy como el pequeño lápiz en su mano. Eso es todo. Él piensa. Él escribe. El lápiz no tiene que hacer nada. Al lápiz solo se le permite ser usado. En términos humanos, el éxito de nuestro trabajo no tendría que haber sucedido, ¿no? Esa es una señal de que es Su trabajo, y que Él usa a otros como instrumentos - a todas nuestras Hermanas. Ninguna de nosotras podría haber producido esto. Solo vea lo que Él ha hecho.
T: ¿Cuál es el regalo más grande de Dios para usted?
MT: Los pobres.
T: ¿En qué forma son ellos un regalo?
MT: Porque tengo la oportunidad de estar con Jesús 24 horas al día.
T: ¿Ha creado usted aquí en Calcuta, un cambio verdadero?
MT: Creo que sí. Las personas están conscientes de la presencia y también muchos, muchos hindúes comparten con nosotras. Ellos vienen y alimentan a las personas y sirven a la gente. Ahora nunca vemos a alguien que muere tirado en la calle. Se ha creado una conciencia mundial acerca de los pobres.
T: Más allá de crear los pobres al mundo, ¿Ha comunicado usted algún mensaje de como trabajar con los pobres?
MT: Usted tiene que hacerles sentir amados y queridos. Ellos son Jesús panmí. Creo en esto mucho más que hacer grandes cosas por ellos.
T: ¿Cuál es su mayor esperanza, aquí en la India?
MT: Entregar a Jesús a todos.
T: Pero usted no evangeliza, en la forma convencional del término.
MT: Estoy evangelizando con mis obras de amor.
T: ¿Es esa la mejor manera?
MT: Para nosotros, sí. Para otros, otra. Evangelizo de la forma que Dios quiere que lo haga. Jesús dijo: “Id y predicad el evangelio a todas las naciones.”Ahora estamos en muchas naciones predicando el Evangelio por nuestras obras de amor. "Por el amor que tengáis unos a otros, sabrán que sois mis discípulos". Esa es la predicación que hacemos, y creo que es mas real.
T: Amigos suyos dicen que esta desilusionada porque su trabajo no ha producido mas conversiones en esta gran nación india.
MT: Los misioneros no piensan en eso. Ellos sólo quieren proclamar la palabra de Dios. Los números no tienen nada que ver con ello. Pero las personas ponen la oración en acción cuando vienen y sirven a las personas.Constantemente vienen personas para alimentar y servir, muchos, vaya y vea. Por todas partes las personas están ayudando. No conocemos el futuro. Pero la puerta ya esta abierta para Cristo. Puede que no haya una gran conversión así, pero no sabemos lo que ocurre en el alma.
T: ¿Qué piensa del Hinduismo?
MT: Yo amo todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía. Sin discusión. Eso es lo que tenemos que probarles. Al ver lo que yo hago, ellos se dan cuenta que estoy enamorada de Jesús.
T: ¿Y deberían ellos amar a Jesús también?
MT: Naturalmente, si quieren paz, si quieren gozo, que encuentren a Jesús. Si la gente se convierten en mejores hindúes, mejores musulmanes, mejores budistas por nuestras obras de amor, entonces hay algo que esta creciendo allí. Ellos se acercan más y más a Dios. Cuando se acercan, ellos tienen que elegir.
T: Usted y Juan Pablo II, entre otros líderes de iglesia, han hablado en contra de ciertos estilos de vida de occidente, en contra del materialismo y el aborto. ¿En qué medida le inquieta?
MT: Siempre digo una cosa: Si una madre puede matar a su propio hijo, entonces ¿qué falta para que Occidente sea destruido? Es difícil de explicar, pero es así.
T: Cuando usted habló en la Universidad de Harvard hace algunos años, dijo que el aborto era un gran mal y la gente la abucheó. ¿Qué pensó cuando la gente la abucheó?
MT: Se lo ofrecí a Nuestro Señor. Todo es para Él, ¿no? Yo le dejo que diga lo que Él quiere.
T: ¿Diría usted que estas personas que la abuchearon, también quieren solo lo mejor para las mujeres?
MT: Puede que sí. Pero nosotros tenemos que decir la verdad.
T: ¿Y cuál es?
MT: No tenemos derecho de matar. "No mataras", es un mandamiento del Señor. Y más aún, ¿Deberíamos matar al indefenso, a los pequeños? Usted ve que nos enfadamos porque la gente tira bombas y muchos mueren. Para los adultos, hay mucha emoción en el mundo. Pero por ese pequeño en el vientre ¿ni siquiera una palabra? Él ni siquiera puede escapar. Ese niño es el más pobre de todo el mundo.
T: ¿Es el materialismo en el mundo occidental un problema igualmente serio?
MT: No lo sé. Tengo muchas cosas en las cuales pensar. Oro mucho acerca de eso pero no estoy ocupada en ello. Tome por ejemplo nuestra congregación, tenemos muy poco, así que no tenemos nada por que preocuparnos. Mientras más se tiene, tienes más motivos de preocupación, y menos das. Pero mientras menos se tiene, se es más libre. La pobreza para nosotros es libertad. No es mortificación, ni penitencia. Es libertad gozosa. No hay televisión aquí, ni esto ni lo otro. Este es el único ventiladoren toda la casa. No importa cuanto calor haga, es para los invitados. Pero estamos perfectamente felices.
T: ¿Qué piensa, entonces, de los ricos?
MT: Creo que son más pobres. A veces están más solos interiormente. Nunca están satisfechos. Siempre necesitan algo más. No digo que todos sean así. No todos son iguales. Creo que esa pobreza es difícil de eliminar. El hambre de amor es mucho más difícil de quitar, que el hambre de pan.
T: ¿Cuál es el lugar más triste que ha visitado?
MT: No lo sé. No puedo recordar. Es aIgo triste ver a personas sufriendo, especialmente las familias rotas, sin amor, sin cuidado. Es una gran tristeza; siempre son los niños quienes más sufren cuando no hay amor en la familia. Esa es la mayor pobreza. Te sientes incapaz. Pero si coges a una persona muriendo de hambre, le das comida y se acaba.
T: ¿Por qué su orden ha crecido tan rápido?
MT: Cuando le pregunto a los jóvenes por que quieren unírsenos, dicen que quieren la vida de oración, la vida de pobreza y la vida de servicio a los más pobres de los pobres. Una chica muy rica me escribió y dijo que por mucho tiempo había anhelado convertirse en monja. Cuando se nos unió, dijo, no tendré que dar nada, aún si tuviera que darlo todo. ¿Ve usted? Esa es la mentalidad de los jóvenes de hoy. Tenemos muchas vocaciones.
T: Ha habido algo de crítica con respecto a la forma que usted y sus Hermanas viven.
MT: Es lo que hemos escogido. Esa es la diferencia entre nosotras y los pobres. Porque, ¿Qué nos llevará más cerca de nuestros pobres? ¿Cómo podríamos ser veraces con ellos si llevamos una vida diferente? Si tuviéramos todo lo posible que el dinero puede dar, lo que el mundo puede dar, entonces, ¿Cuál seria nuestra conexión con los pobres? ¿En que idioma les hablaríamos? Ahora si la gente me dice que hace mucho calor, puedo decirles venid y ved mi habitación.
T: ¿Tanto calor?
MT: Mucho más aún, porque hay una cocina debajo. Un hombre vino y se quedo como cocinero en la casa de los niños. Anteriormente había sido rico pero ahora era muy pobre. Lo había perdido todo. Él vino y me dijo: “Madre Teresa, no puedo comer esa comida." Le dije, "Yo la como cada día." Él me miró y dijo: “¿Usted también la come? Pues bien yo la comeré también.” El se quedó muy feliz. Ahora, si yo no pudiera decirle la verdad, ese hombre habría quedado amargado. Él nunca hubiera aceptado su pobreza. Él nunca hubiera aceptado comer esa comida cuando estabaacostumbrado a otro tipo de alimentos. Eso le ayudo a perdonar, a olvidar.
T: ¿Cuál es el lugar más feliz que usted ha visitado?
MT: Kalighat. Cuando las personas mueren en paz, en el amor de Dios, es una cosa maravillosa. Ver a nuestros pobres felices, juntos con sus familias, estas son cosas maravillosas. El verdadero pobre conoce lo que es el gozo. Hay personas que dirían que es una ilusión pensar que los pobres puedan ser gozosos, que se les deberían dar casas, levantarles. Lo material no es lo único que produce gozo. Algo mayor que eso, el profundo sentido de paz en el corazón. Ellos están contentos. Esa es la grandiferencia entre el rico y el pobre. ¿Pero que pasa con aquellos que son oprimidos? ¿Quién se aprovecha? Siempre habrá personas así. Por eso es que debemos venir y compartir el gozo de amar con ellos.
T: ¿Debería ser el rol de la iglesia, solo hacer de los pobres tan gozosos en Cristo como puedan?
MT: Usted y yo somos la iglesia, ¿no? Tenemos que compartir con nuestra gente. El sufrimiento hoy es porque la gente acapara, y no da, no comparte. Jesús lo hizo muy claro. Todo lo que hagáis al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hacéis. Si dais un vaso de agua, a mí me lo dais. Si recibís a un niño pequeño, a mí me recibís. Claro.
T: Si usted hablase a un líder político que pudiera hacer más por su pueblo, ¿le diría que es lo mejor que podría hacer?
MT: Yo no lo diría así. Diría comparte el gozo de amar con tu pueblo. Porque un político no puede alimentar de la forma que yo lo hago. Pero él debería tener claridad en sus ideas para dar normas apropiadas y leyes justas para ayudar a su pueblo.
T: Mi trabajo es mantener honestos a los políticos, y su trabajo es compartir el gozo con los pobres.
MT: Exactamente. Y tiene que ser por el bien de las personas y para la gloria de Dios. Esto será verdaderamente fructífero. Como un hombre que me dijo, usted esta malcriando a la gente al darles el pez para comer. Yo le dije, mi gente ni siquiera puede estar de pie, menos aun puede sostener una cana. Pero les daré el pez para que coman, y cuando estén lo suficientemente fuertes, se los enviare a usted. Y usted les dará la cana para que pesquen. Esa es una hermosa combinación, ¿no?
T: Las monjas feministas católicas a veces dicen, que usted debería gastar sus energías en hacer que el Vaticano ordene mujeres.
MT: Eso no me llega.
T: ¿Que piensa del movimiento feminista entre las monjas en occidente?
MT: Creo que deberíamos estar más ocupados con nuestro Señor que en todo eso, más ocupados con Jesús y predicar su palabra. Lo que una mujer puede dar, ningún hombre puede darlo. Por eso es que Dios los ha creado en forma separada. Monjas, mujeres, cualquier mujer. La mujer fue creada para ser el corazón de la familia, el corazón de amor. Si perdemos eso, lo perdemos todo. Ellas dan ese amor en la familia o lo dan en el servicio, eso es que está la creación.
T: El mundo quiere saber más acerca de usted.
MT: No, no. Que vengan a conocer a los pobres. Quiero que amen a los pobres. Quiero que traten de encontrar a los pobres en sus propias familias primero, para traer paz y gozo y amor primero en la familia.
T: Malcom Muggeridge dijo una vez que si usted no se hubiera convertido en una monja y no hubiera encontrado el amor de Dios, usted sería una mujer muy dura. ¿Cree usted que eso es verdad?
MT: No lo sé. No tengo tiempo para pensar en esas cosas.
T: Las personas que trabajan con usted dicen que usted es imparable. Que siempre obtiene lo que se propone.
MT: Eso es verdad. Todo por Jesús.
T: ¿Y si tuvieran un problema con eso?
MT: Por ejemplo, recientemente fui a una persona que no me daba lo que yo necesitaba. Le dije, Dios le bendiga, y me marché. Él me llamó y dijo ¿qué diría si le doy eso? Le dije, le diría, "Que Dios le bendiga" con una gran sonrisa. Eso es todo. Entonces él dijo luego; venga, se lo daré. Debemos vivir la simplicidad del evangelio.
T: Una vez usted se encontró con Haile Mariam Mengistu, el temido líder comunista de Etiopía y ateo reconocido. Usted le preguntó si hacía sus oraciones ¿Por qué se arriesgo así?
MT: Él es un hijo más de Dios. Cuando fui a China, uno de los mas altos oficiales me preguntó, "¿Qué es un comunista para usted?" Le dije, "un hijo de Dios". Luego a la mañana siguiente los periódicos informaban que la Madre Teresa decía que los comunistas son hijos de Dios. Yo estaba feliz porque después de mucho, mucho tiempo el nombre de Dios estaba impreso en los diarios en China. ¡Precioso!
T: ¿Ha tenido temor alguna vez?
MT: No. Sólo temo ofender a Dios. Todos somos seres humanos, esa es nuestra debilidad ¿no? El diablo haría cualquier cosa para destruirnos, para alejarnos de Jesús.
T: ¿Dónde ve usted al diablo trabajando?
MT: En todas partes. Cuando una persona está anhelando acercarse a Dios, él pone tentación en el camino para destruir el deseo. El pecado viene de todas partes, en los mejores lugares.
T: ¿Cuál es su mayor temor?
MT: Tengo a Jesús, no tengo ningún temor.
T: ¿Cuál es su mayor desilusion?
MT: Hago la voluntad de Dios, ¿no? Al hacer la voluntad de Dios no hay desilusión
T: ¿Llegan a ser más fáciles su trabajo y su vida espiritual, con el tiempo?
MT: Si, mientras más cerca estamos de Jesús, más fácil se convierte el trabajo. Porque conoces para quien lo haces, con quien lo haces y por quien lo haces. Eso es muy claro. Por eso es que necesitamos un corazón limpio para ver a Dios.
T: ¿Cuáles son sus planes para el futuro?
MT: Sólo vivo un día a la vez. El ayer se ha ido. El mañana no ha llegado. Tenemos solo hoy para amar a Jesús.
T: ¿Y el futuro de la orden?
MT: Es de Su cuidado.
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